Las 4000 islas

Días 6 y 7

Esta parte de Laos reconozco que me llamaba mucho la atención, había leído mucho y tenía muchas ganas de llegar allí. Es nuestra última parada en Laos, de aquí cruzaremos la frontera para ir a Camboya.
Teniendo en cuenta el tiempo reservamos solo una noche en la guesthouse y al llegar allí decidiríamos sobre la marcha.

Nosotras reservamos en la isla de Don Det porque por lo que habíamos leído nos llamaba más la atención poner nuestra base allí. La otra que está al lado y donde había las cosas que queríamos ver es la de Don Khon y las dos están conectadas por un puente. Había leído muchas cosas antes, pero creo que esta es una de las aventuras más aventura que vivimos, porque a pesar de haber leído tanto nunca sabes lo que te puedes llegar a encontrar.

Salimos de Pakse por la mañana con un van que después de unas horas nos deja como en una estación de autobuses y allí como llegan varios a la vez, es muy fácil entender dónde ir. Llegamos al embarcadero y de allí con un pequeño barco salimos hacia la isla. Cuando el barco llega hay gente esperando que te ofrece sitios para dormir así que hay posibilidad de no reservar nada y hacerlo allí directamente. Nos preguntan dónde hemos reservado y al decir el lugar nos dicen que está bastante lejos así que nos ponemos en marcha porque la verdad que no vemos ningún tuk tuk para ayudarnos sobre todo porque vamos cargadas con las mochilas.

Tardamos unos 45 minutos y todos es más complicados porque ha llovido mucho y la calle está llena de barro, las carreteras aquí son de tierra.
Nos está esperando el hijo de la dueña que no habla nada de inglés y lo único que hace es acompañarnos al bungalow. Tenemos vistas al río y es muy sencillo y pequeño, pero nos va bien.

Boathouse guesthouse

Como ya ha pasado la hora de comer decidimos ir a buscar algún sitio y nos ponemos en marcha para luego empezar a descubrir la isla. Seguimos yendo como más hacia el sur porque el recorrido hacia el otro lado ya sabemos que la zona de bares y restaurantes está bastante lejos.
En el primer restaurante que nos encontramos pedimos si podemos comer, el chico que nos atiende no habla nada inglés y nos hace entender que sí, pero no llega nadie, no nos dice nada así que al final nos vamos y un poco más adelante nos encontramos otro con una señora, le pedimos si podemos comer y nos dice que sí. Nos trae la carta y como todo aquí lo preparan al momento podemos pedir las modificaciones que queramos a los platos. Disfrutamos de la tranquilidad y de las vistas al río mientras esperamos. Yo aprovecho para ir a dar una vuelta y sacar algunas fotos.

La comida está muy buena, solemos alternar noodle o arroz, siempre con verduras y a veces es pollo, otras gambas o solo con huevos. A mí la verdad es que me gusta mucho. La experiencia más auténtica llega a la hora de ir al lavabo, no por el lavabo en sí que está recién limpiado sino por el recorrido. Por el camino te encuentras con gallinas, un pequeño cerdito, cosas abandonadas por allí.

Cuando hemos terminado vemos que a la señora alquila bicis así que decidimos alquilar unas bicis por la tarde. No va a ser fácil porque hay sitios donde hay muchísimo barro, pero decidimos intentarlo.
Ya desde el principio vemos que va a ser complicado sobre todo porque no llego bien al suelo y la mujer no sabe cómo bajar el asiento así que voy a tener dificultad añadida. Además, vamos en chanclas, pero es la mejor opción ya que hay tanto barro y agua que los zapatos a pesar de ser para esto se empaparían igualmente para nada.
Estamos al lado del puente así que decidimos cruzar por el otro lado. Había leído que hay un señor que está en el puente y te cobra un peaje para pasar. Nosotras tenemos suerte porque cuando cruzamos no está, pero sí que le vimos antes desde el restaurante o era lo que parecía. La verdad nos es nada fácil y hay muchos puntos donde estamos obligadas a bajar de la bici y llevarla a mano.

Después de cruzar el puente tengo una de las experiencias más bonitas de todo el viaje y que nunca olvidaré. Nos paramos en un punto para hacer unas fotos y hay dos niños jugando. Les saludamos, les indicamos si podemos hacerle fotos y se ponen en pose.

Al final el más pequeño se viene hacia mí y se me lanza al cuello para darme un abrazo. Me quedo sin palabras. Solo por esto vale la pena haber venido aquí.

Seguimos el recorrido y como vemos un sendero que parece que corta por el medio y pasa por unos arrozales nos metemos por aquí. La verdad que es toda una aventura, el sendero muy estrecho, sitios donde con la bici es imposible sin bajar además hay tanto barro que se enganchan las chanclas así que la mejor opción es ir descalzas.

Isla Don Khon
Isla Don Khon

Terminado de cruzar entendemos que hemos como llegado a una carretera más principal y nos cruzamos con algún turista.

Proseguimos nuestro recorrido hasta un momento que estamos dentro de un bosque no hay ni una casa, no hay nadie y nos damos cuenta de que bien no sabemos dónde estamos. Marta saca el móvil para ver y parece ser que vamos en dirección contraria o sea estamos bajando al sur de la isla cuando nosotras tenemos que volver a la nuestra que queda al norte. No sabemos bien en que momento nos hemos desviado del camino. Seguimos un poco porque no está muy clara la dirección en el Google map, pero sí que un poco más adelante hemos ido más abajo en el mapa así que nos damos la vuelta. De repente llegan unas motos y hay un turista y le preguntamos y nos confirman que vamos bien para volver. Suerte porque se está haciendo también más oscuro. Seguimos y al final nos encontramos con una carretera que va al puente. Cruzamos y allí decidimos coger la carretera del medio para ver si podemos llegar a la zona donde habíamos llegado el día anterior pero ya está casi oscuro.

El paseo entre arrozales es muy bonito, pero está empezando a llover.

Arrozales Don Det

Llegamos a un sitio que pone pueblo de Don Det, donde hay uno grupo de jóvenes, vemos tuk tuk y como ya es de noche Marta intenta ver si nos pueden ayudar de alguna forma ya que no hay ningún tipo de iluminación. Están jugando a la petanca y no nos hacen ni caso.

Don Det Village

No estamos muy lejos, pero lo que lo pone difícil son las condiciones de la carretera y que es de noche. Decidimos de llevar las bicis a mano e ir descalzas así será más fácil.
Cuando llegamos a la guesthouse, la dueña se ríe con la pinta que tenemos y ya ha hablado con la señora de las bicis y nos dice que las podemos devolver el día siguiente.

Nos pides si queremos algo y como estamos agotadas, lo que queremos es sentarnos y tomar una cerveza con tranquilidad. No tiene pero que no nos preocupemos que envía en hijo a buscarla. Hablamos con ella para organizar la excursión pera el día siguiente. Le decimos si hay posibilidad de coger un tuk tuk ya que hemos visto que con las bicis es muy difícil y tardaríamos mucho tiempo para hacer lo que queremos hacer. La mujer nos organiza un tuk tuk para ir a las cataratas de Khon Phapeng, los delfines de Irrawaddy y al final que nos deje en la zona de restaurante, bares y agencias para pasear por allí y mirar donde contratar para ir a Camboya.

Mientras nos tomamos la cerveza la señora nos cuenta un poco la historia de la guesthouse, que la está reformando, de su vida, etc., siempre es muy interesante escuchar gente que tiene ganas de compartir. Nos pide si queremos cenar y el hijo nos prepara un laap, plato nacional, de pollo. La verdad que como te preparan todo al momento está muy bueno y va acompañado con sticky rice, que es muy típico aquí y es muy sticky tanto que nos cuesta sacarlo de la cestita donde nos lo han traído.
Terminado de cenar volvemos al bungalow, llegar es toda una aventura ya que tenemos que cruzar una valla y justo es el punto con más barro. Lo conseguimos y lo único que tenemos gana es darnos una ducha caliente, pero llega la sorpresa y no hay agua caliente así que nos lavamos como podemos y nos metemos en la cama. Ya hemos decidido que nos quedaremos otra noche.

Nos despertamos con el ruido del río y de una vaca que está en el jardín de nuestro bungalow.
Empezamos en día con energía, el desayuno es un pancake casero con plátano y chocolate y café para mí y té para Marta.
Después del desayuno devolvemos las bicis ya que hemos quedado con el tuk tuk allí.
La señora cuando nos ve se ríe, le devolvemos las bicis y nos vamos con el tuk tuk. Tampoco para el tuk tuk es fácil el estado de la carretera, de hecho, es la misma donde íbamos ayer nosotras con la bici así que ya poco después de subir tenemos que bajar para que el chico pueda maniobrar.

Primera etapa es ir a ver los delfines de Irrawaddy, una especie de delfines con la cabeza redondeada que se encuentra en esta zona del Mekong y está en peligro de extinción. Nos subimos a un barco y el señor que conduce el barco nos va avisando por donde mirar, no es fácil verlos porque salen muy poco del agua, pero lo conseguimos varias veces, aunque no conseguimos sacar fotos. La verdad que yo esperaba verlos saltar como en las fotos, pero no fue así, aunque si puedo decir que los vi.

Barco para ver los delfines de Irrawaddy

Después de esta primera excursión nos vamos a las cataratas de Khon Phapeng, las más grandes del Mekong y unas de las más grandes del sureste asiático no tanto por la altura ya que no tienen mucha sino por la anchura. Es lo mismo que nos pasó en las cataratas de la meseta de Bolaven, hay mucha agua y es un espectáculo de la naturaleza.

Cataratas de Khon Phapeng

Paseamos por el parque al lado de la catarata y llegamos a un sitio donde hay como una pequeña playa con tumbonas y una zona donde con varias plataformas de madera con hamacas y cojines para relajarse. Hay un bar para tomar algo, pero está cerrado. Nos tumbamos un rato en las hamacas, más para probarlas y sacar fotos.

De aquí volvemos a nuestro tuk tuk y salimos hacia el norte de la isla de Don Det. Nos paramos a comer y después la idea es volver hasta la guesthouse paseado. Es el recorrido que hicimos el primer día, pero sin mochilas esta vez. Miramos también las opciones para irnos el día siguiente y vemos que los precios son los mismos en todos los sitios así que decidimos contratar directamente en la guesthouse.

Norte de la isla Don Det

Cambiamos algo de dinero para pagar que nos falta antes de irnos. Nosotras porque nos faltaba algo y no queríamos gastar los dólares, pero aquí mejor ya llegar con Kip, el cambio es más bajo que en Pakse y en el resto de Laos y si pagas en dólares te lo aplican aún más bajo que en las oficinas de cambio. Luego queremos ir a sentarnos en un café en unos de los bares que hay por allí. Marta vuelve a tener problemas con los dólares así que tenemos que ir a un cajero que no es un cajero sino una guesthouse que te ofrece este servicio.

Mientras estamos allí empieza una tormenta terrible, esperamos un rato, pero no para de llover. El problema que la calle está inundada así que para llegar al bar decidimos quitarnos los zapatos ya se sumergirían por completo e ir descalzas. Si ya lo hicimos ayer en el barro no nos va a ser un problema hoy. Entramos en un bar también esperando que deje de llover sino va a ser un problema volver. Y si deja de llover. Nos ponemos a hablar con la camarera, una chica francesa que lleva seis años viviendo aquí y está encantada. Jugamos con juegos de mesa y luego empezamos el camino de vuelta, esta vez disfrutándolo y observado la vida de la isla.

Cuando llegamos la guesthouse hablamos con la señora para que nos reserve el autobús para Siem Reap. Después de varias llamadas nos confirma que tenemos transporte para el día siguiente. Volviendo habíamos visto un restaurante cerca y decidimos de ir allí a cenar, el Mama Leah.
Dejamos las cosas en el bungalow y volvemos a salir. Está ya oscuro y vamos con linterna. Como es muy oscuro nos encontramos un restaurante antes y preguntamos, pero la señora está ya tumbada en una hamaca y no está dispuesta a ponerse a cocinar ahora, así quenos dice que ya está cerrado. Seguimos con el plan inicial y vamos al Mama Leah y la verdad que lo agradecemos porque el sitio es muy acogedor, hay varias personas cenando. Los dueños son un alemán y su mujer que es de aquí. En la carta te cuentan la historia que se vino de viaje por aquí y se enamoró. La verdad es que la comida está muy buena.
Volvemos al bungalow que está al lado del río y cada vez tenemos la sensación de que el agua del rio está más cerca y el ruido es más fuerte. Nos reímos pensando a ver si el día siguiente estamos inundadas y no podemos salir. Me pongo a dormir, pero sigo pensando en el río.

Deja una respuesta