Cruzar la frontera entre Laos y Camboya, una prueba de resistencia

Día 8

No sabíamos que esperarnos de este día, pero ninguna de las dos pensábamos que sería tan intenso, sabiendo más o menos cuando iba a empezar, pero no cuando iba a acabar. Nuestra esperanza era no llegar tan tarde a Siem Reap, pero era como todo en duda, en las agencias en cada sitio había una hora de llegada diferente y esto no me daba ninguna confianza y al final no me equivocaba.

Empezamos desde el principio. La noche no fue fácil, el ruido del río nos despierta varias veces y nos reímos pensando a ver si por la mañana vamos a poder salir del bungalow.
Nos despertamos pronto porque a las 8 viene el barco a recogernos. Así que pedimos ayer tener el desayuno listo sobre las 7,30 para comer e ir a recoger la mochila.
No son puntuales y ya esto lo preveía. Sobre las 8,30 preguntamos a la señora si hay algún problema y nos dice que no, que vendrán. Llegan a las 8,40. El barco nos recoge justo en frente de la guesthouse y de aquí nos vamos en barco hasta la estación de autobuses que está en Napagang.

Hay que buscarse un poco la vida aquí porque nosotras llegamos con un grupo y pensamos que nos iríamos todos juntos, pero no es así, ellos ya tienen por un lado unos vans preparados y nosotras tenemos que irnos a la estación de autobuses. Allí donde hacen los billetes presentamos el ticket que nos dicen de esperar que ya nos avisaran. Hace mucho calor además hace muy buen día.

Niños en la estación de autobuses

A las 10,30 empiezan a llegar varios vans y nos cargan a todo. Esta es la segunda etapa del día. Vamos bastante apretados ya que es está lleno y además todos con mochilas y un maletero muy pequeño. Llegamos a la frontera y aquí los vans nos dejan y poco te dicen a parte que sigas, pero la verdad que no es complicado además hay bastante gente y todos vamos a lo mismo.
Primer paso tenemos que ir a una ventanilla donde tenemos que hacer la salida de Laos y nos cobran dos dólares por salir y justo en frente hay una persona que se encarga de hacerte los trámites para entrar en Camboya. Le pagas y le dejas la foto y el pasaporte. Vamos como en grupos de personas, no se entiende muy bien con que lógica. Hay personas que siempre han estados con nosotras y otras que van cambiando. A partir de aquí nos dicen que vayamos, sin nuestro pasaporte hacia la frontera de Camboya y ya nos traerán el pasaporte.

Cruzando la frontera

La verdad somos todos muy confiados o no nos quedan muchas otras opciones. En la frontera de Camboya estamos sentados esperando, nos dan un folleto con información, y de mientras, aprovechamos para ir al lavabo. Llega al final otro chico con todos nuestros pasaportes o mejor dicho del grupo que nos habíamos juntado y nos los reparte. Con el pasaporte en las manos vamos a registrar la entrada en Camboya. Ya nos han puesto un papel con la foto, pero nos tienes que tomar huellas y completar el registro. Es una de las fronteras con más mafias que haya. Yo leí mucho de gente que estuvo pelándose por no pagar 2 $ demás o lo que pedían, porque es verdad te piden por todo, pero bueno los que coincidieron conmigo nadie protestó por nada y si no pagamos antes acababas pagándolo después. Hecho el registro, nos envían a una esplanada a esperar el autobús que llegará sobre las 13 pero hay que estar allí porque puede llegar de media hora antes a una hora más tarde así que paciencia. Estamos con en un restaurante y en la esplanada de al lado te venden cosas para comer. Está haciendo mucho calor. Empezamos a hablar con una señora que está esperando con nosotras. Tiene unos 60 años, es belga y ha venido sola a hacer un viaje de 6 semanas. Es profesora. Luego hay una pareja que son ella holandesa y él de Alemania y otra gente. Estamos todos un poco desesperados hasta que de repente llega un autocar, viejísimo, pero tanta es la gana de irnos que nos subimos corriendo.
Ahora es cuando empieza el viaje del terror con lo que llamamos el autocar de la muerte. El aire acondicionado va muy poco, y la carretera es un desastre. Estamos todos sudando, yo quería aprovechar para leer la guía de Camboya, pero hace tanto calor que no puedo ni pensar. De repente el autocar se para. El aire acondicionado también se para y estamos todos encerrados. Consiguen arrancarlo, pero el aire acondicionado no lo encienden en seguida, hace un calor horroroso, estamos goteando. De repente veo Marta abanicando el chico sentado en frente mío porque parece que le va a dar algo. Nada ni 10 minutos después se vuelve a parar el autocar. Al estar el autocar parado no se abren ni las puertas así que el señor que acompaña el conductor sale por una ventana de la parte de atrás para mirar algo en el motor.

Ahora, normas de seguridad dejémoslas estar, el conductor va con chanclas. Lo bueno de esta segunda parada es que descubrimos la ventana de atrás y los chicos que están sentado por allí la dejan abierta porque si no nos vamos a morir todos de calor. Por eso lo llamo el autocar de la muerte, hay algún momento que parece una película de terror. Después de nada se vuelve a parar otra vez, creo que no sé si en algún momento llegaremos a destino, yo con esto no lo tengo claro.

De repente llegamos como a otro sitio donde nos hacen bajar a todos. Creo que en dos horas hemos hecho como mucho 30 kilómetros. Ahora nos dicen que nos vendrán a buscar según el destino.

El primer van que llega es el nuestro de Siem Reap y empieza la fase 3 del viaje y la más largas porque tardaremos unas 5 horas. A Marta y a mí nos toca la parte de atrás con una pareja. Vamos tan apretados que no podemos ni movernos, aunque haya aire acondicionado no sé si es peor de lo de antes. Además, adelante hay más espacio y son menos personas. Desde el hotel nos han enviado un mensaje que nos recogerán a la llegada, claro, pero no sabemos bien donde llegamos y como el conductor no habla inglés. Marta le enseña si nos puede dejar en un sitio y hablando con su jefe por teléfono nos dice que sí. Parece que va a mejor esto. Además, cuando nos paramos Marta se mueve en el asiento adelante donde hay 3 personas así detrás nos podemos mover un poco más. Lo bueno es que ahora puedo estirar las piernas y dormir un poco.
Después de un par de horas llegamos a una estación de autobuses en Siem Reap. Hay una cola de tuk tuk esperando la llegada del van para recoger las personas y llevarlas a su hotel. Preguntamos y obviamente no es el sitio que acordamos con él hotel ni nos van a llevar allí así que hay que espabilarse. Marta consigue que un chico hable con el hotel para explicarle donde estamos y desde el hotel nos aseguran que en 10 minutos vendrán a recogernos.

Nos hemos quedado sola y no tenemos ni idea de donde estamos, pero bueno no estamos asustadas, es más pensar si no vienen que hacemos porque aquí realmente no hay nada, ni un tuk tuk para que nos lleve. Nos reímos porque parece todo surrealista, pero al final es parte de la aventura. Al final llega el tuk tuk y nos lleva al hotel. Yo que esperaba llegar por la tarde para organizarnos y ya es de noche y lo único que haremos será una ducha y a dormir. Aquí hemos reservado en el Home Indochine d’Angkor. Un poco más de lujo en esta ocasión nos viene genial. Lo que queríamos era una ducha enorme, una piscina y buena localización, pero lo bueno no siempre es caro. La noche nos salió 25$ la habitación con desayuno incluido. Y la ducha tal como veníamos del viaje nos sentó a gloria. En el hotel nos preguntaron nuestros planes y obviamente lo principal era visitar Angkor Wat así que reservamos Tuk tuk con ellos el día siguiente. Nos salió 15$. Nuestro plan inicial era pasar dos días para ver los templos e irnos el tercero.

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